FILOSOFÍA

La filosofía tiene como algunos de sus fines la búsqueda de la verdad y la realidad; cuestionar los sistemas de pensamiento dominantes en la sociedad para generar “diversos” conocimientos que coadyuven a la explicación de los enigmas que envuelven al hombre y los inconvenientes de la humanidad.

La denominada Escuela de la Sospecha; que se identifica con Nietzsche, Marx y Freud, viene a establecer un nueva realidad a la que en su caso pueden caber nuevas interpretaciones y por tanto los valores de justicia ética deben ser reajustados y reinterpretados a su vez, pues ya no corresponden con la transformación de la exégesis del sentido a la comprensión en una hermenéutica.

Las interpretaciones que Nietzsche, Marx y Freud hicieron de los textos que respondían a las interpretaciones de una realidad del «deber ser»; tienen sentidos de justicia ética, diversos a los conceptualizados hasta entonces, ya que no tuvieron reparo en destruir creencias y conceptos previos, calificados en nivel de verdades inmutables y perpetuas; y que en pos del objeto fueron desmontando y develando lo que había oculto detrás de las anteriores interpretaciones de la realidad, y por tanto, considero que esas convicciones tiene lo que comprendemos como justicia ética, pues la interpretación se convierte en la misma filosofía, ya no como herramienta, sino como fin en sí misma.

Implicaciones Éticas; en la Escuela de la Sospecha

¿Es válido plantear la justicia ética en la escuela de la sospecha?

Como en su momento aseveró Platón “La realidad es un reflejo del pensamiento, el pensamiento continúa más allá de la realidad”.

Para explicar una realidad recurrimos a los binomios:

  • REALIDAD- APARIENCIA
  • OBJETIVO-SUBJETIVO
  • IDEOLOGÍA-CIENCIA

La Ley de Hume, (1) ha sido usada para afirmar que los valores no se pueden conocer racionalmente, sino solamente intuirlos o circunscribirlos a la esfera subjetiva de las emociones.

La dicotomía hechos/valores, intuyen una concepción reductiva de la realidad, considerada sólo como el conjunto de hechos cuantificables, mesurables, incluso verificables.

Relacionada con la dicotomía hechos/valores; se ha impuesto la dicotomía analítico/sintético: las proposiciones analíticas (lógicas) no tienen necesidad de verificación (siempre son verdaderas), mientras que las proposiciones sintéticas se deben verificar con la experiencia y pueden ser verdaderas o falsas. De este esquema rígido emergen las proposiciones éticas que, por lo mismo, no pueden ser ni verdaderas ni falsas.

“no porque las cosas sean así, deban de ser”

Tenemos entonces que el discurso de los autores de la Escuela de la Sospecha, entra en aquellas interpretaciones que estaban latentes en el discurso de la epistéme clásica pero que son expuestas con significados insospechados hasta entonces.

Un discurso declarado, tiene en apariencia, justificaciones del objeto investigado, independientemente que éstas sucedan o no en la práctica.

Por otro lado, los discursos de la Escuela de la Sospecha, considero, que revelan una realidad que se desarrolla en la práctica, en el objeto investigado, como si el mismo objeto tuviera una interioridad o vida propia, que se presenta como presencia pura.

La justicia es un discurso mítico que adaptan y justifican actos.

Es mediante la justicia que se argumenta para llegar a un ejercicio de confrontación de razones a favor y en contra de algo, tratando de llegar a ese fin de lo que puede ser entendido como justicia.

Como decía Sócrates,  “quién llame algo justo, tiene que indicar sus fundamentos”, de ahí  que lo que denominamos justo, también debe acoger aquello que consideramos universalmente obligatorio, pero ello tiene que ver en nuestro caso con la interpretación del discurso que contiene los valores de una sociedad en un tiempo determinado, lo que incluye su discurso histórico.

Por tanto, la justicia es una parte de la actividad comunicativa, como ejemplo de empleo dialógico del lenguaje, y ya que la justicia es un medio para comunicar a las personas en sus ideas respecto a sus intereses particulares, podemos afirmar que la justicia no es simplemente un asunto de argumentos, sino de toma de decisiones.

El sentido de la justicia lo podemos hallar y para ello es necesario, remontarnos a que los hombres, nos sensibilizamos más con la injusticia, comportándonos como demandantes.

Como dice Paul Ricoeur, “… es con más frecuencia la justicia la que falta y la injusticia la que abunda…” (2); por ello en los filósofos de la Escuela de la Sospecha, considero que es la injusticia la que pone en marcha sus pensamientos.

La ética, disciplina filosófica acerca de la moral, es un saber práctico, argumentativo, mediato respecto de la realidad que aspira a la universalidad o cuando menos, a la intersubjetividad compatible y contrastable.

En éste sentido, los principios éticos kantianos, tiene la pretensión de situarse en la reflexión filosófica sobre la moral y establecer principios básicos que determinen lo correcto o incorrecto de una acción, a lo que se le denominó como “razón suficiente”, y que son:

  • El ser humano nunca puede ser usado sólo como medios sino siempre como un fin con dignidad propia.
  • Actuar de tal forma que tu acción pueda ser elevada a ley universal.

Ahora bien, esa justicia ética, conforme a las razones de los autores de la Escuela de la sospecha, no puede ser la que hasta entonces se había aceptado, puesto que la máscara de la razón tiene como punto de partida otra realidad.

La justicia ética corresponden al mundo del deber ser y la Escuela de la Sospecha trabaja sobre nuevas interpretaciones de una realidad conocida pero transformada por el fenómeno que aparece a partir de la verdad manifiesta.

Se desmitifica las ilusiones de conciencia y considero que la Escuela de la Sospecha nos lleva a una realidad que trasciende como fenómeno dialectico con la realidad aceptada como verdad, antes de que dicha escuela, plantearan sus postulados. 

Dice Marx, en su tesis XI, sobre Feuerbach;  Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.

Poner el pensamiento al servicio de la transformación de la realidad, nos da a entender que la unión entre el pensamiento y la materia, da la praxis.

A partir de ellos, la conciencia no es lo que cree ser, es decir, podemos inferir la relación simulado-manifiesta, mediante una filosofía de la reflexión.

1 Widow Lira, Felipe, La ley de Hume en Hume: la discusión de la interpretación analítica de Treatise III, 1, i. Anales del Seminario de Historia de la Filosofía [en línea] 2015, 32 [Fecha de consulta: 10 de diciembre de 2018] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=361143465005> ISSN

2 Paul Ricoeur, Amor y Justicia, trad. Tomas Domingo Moratalla, (España, Caparros Editores, 2001), p 34.

Michael Foucault, Nietzsche, Freud, Marx, trad. Alberto González Troyano, (Barcelona, Anagrama, 1970), pp. 7-57

Paul Ricoeur, Freud, una interpretación de la cultura, (México, Siglo XXI, 2009) pp.22-52 (El conflicto de las interpretaciones)